La batalla de los pillanes

Uncategorized Carolina Narea Enero 9, 2018

La batalla de los pillanes

13438851_10155029620839937_4996426964201833442_n

Al principio, cuando aún no existía el tiempo y el wenumapu era obscuro. En aquel lugar, a partir del Pu-am que despertó, se originaron los espíritus antiguos y entre ellos aparecieron los primeros pillanes. Así, los pillanes junto a los demás espíritus antiguos, habitaron el wenumapu desde antes que el tiempo tuviera su comienzo y lograron traer luz a aquel lugar. Ellos lograron traer la luz, ya que ellos son como estrellas resplandecientes de luces y de colores, porque la luz y el color son engendrados por los mismos espíritus antiguos.

000c53940c7d3d3644f7da0e96194df1Cuentan los más antiguos que al comienzo de los tiempos Antü decidió tomar una mujer y ella iba a ser su propia inandomo. Eso fue al comienzo de los tiempos y desde entonces ha transcurrido un tiempo tan largo que nadie puede medirlo. Muchas wangülén deseaban ser la inandomo de Antü, pues él es muy resplandeciente, y algunos creen que él sea el más resplandeciente de los antiguos pillán, y las wangülén son vanidosas, pues todas las domo son vanidosas. Así que muchas wangülén pensaban que iban a ser la inandomo de Antü.  Antü que es muy kimche eligió a Küyén para que fuera su inandomo. Eligió bien Antü, pues Küyén es la más antigua y la más joven de las wangülén, y sobre todo es la más luminosa y resplandece por encima de todas las demás. Así que Küyén quedó muy feliz porque Antü, el muy poderoso y el muy resplandeciente, quiso que ella fuera su inandomo. Pero si Küyén era ahora feliz, muchas otras wangülén estaban decepcionadas y descontentas. Muchas wangülén aceptaron la elección de Antü y se conformaron con su voluntad. Pero también las hubo que criticaron con palabras duras y malvadas la elección de Antü. Al comienzo lo hacían hablando despacito y entre ellas; pero con el transcurrir del tiempo y como sus palabras no conseguían ningún efecto, empezaron a murmullar cada vez con más fuerza en contra de Antü, así que su descontento era como un río que crecía y crecía alimentado por las lluvias del pukémy que tanto crece hasta que logra arrasarlo todo. Así hablaban muchas wangülén que se habían picado pues Antü no las había elegido a ella como inandomo. Si algunas wangülén criticaban a Antü con palabras tan malvadas y duras es porque algunos pillán también lo quisieron y las animaron para que así lo hicieran.

pillanTampoco había armonía entre los pillán, pues los celos y la rivalidad eran muy grandes. Enormes eran los celos y la rivalidad entre los pillán, así que tampoco había armonía en el wenumapu. Sobre todo era Peripillán quien creaba más desorden en el wenumapu e impedía que hubiese la armonía necesaria. Peripillán es un espíritu antiguo muy luminoso y poderoso, como todos nosotros lo sabemos muy bien. Así como millán es el color de Antü, kelü es el color de Peripillán, que es también el color del fuego que lo incendia todo y que lo transforma todo en brasas, y que es también el color de la sangre que da la vida. Como el fuego y como la sangre, así es el color de Peripillán, que algunos dicen que es el más poderoso y el más resplandeciente de todos los espíritus antiguos y también dicen algunos que él es el más kimche. Tal vez Peripillán estaba envidioso por el color de Antü, porque la llama no logra ennegrecer al oro. Tal vez Antü estaba envidioso por el color de Peripillán, porque en la oscuridad la llama reluce más que el oro. El hecho es que siempre hubo mucha guerra entre Antü y Peripillán y esa lucha comprometía la armonía de luces y colores del wenumapu. Ya no había armonía en el wenumapu, pues los pillán y la wangülén rivalizaban entre ellos, así como no hay armonía en el pürún cuando los kultrunfe no tocan al unísono, sino que cada uno pretende llevar adelante su propio ritmo. Ya no había armonía en el wenumapu y aquello que antes que el tiempo tuviera su comienzo era un arco iris donde cada color tenía su justo lugar, se había convertido ahora en un caleidoscopio de colores sin son ni ton.

Esto no estaba conforme con el admapu, pues antes que el tiempo tuviera su comienzo y que los espíritus más antiguos habitaran en el wenumapu, ya existía el admapu, porque es el admapu el que crea la armonía entre todas las cosas. Antü se enfadó sobremanera por el atrevimiento de Peripillán. Los dos pillán se enfrentaron con todas sus fuerzas, y los demás pillán se unieron a ellos. Por eso en esos tiempos en el wenumapu hubo un grandísimo revuelo y como cada pillán se manifiesta quien con el fuego, quien con el agua, quien con el viento, quien con los rayos, quien con los truenos, ninguna cosa seguía su curso ni cumplía con su razón.  Muchos pillán y casi todas las wangülén estuvieron al lado de Peripillán en su lucha contra Antü. Pero también hubo muchos pillán y algunas wangülén que se desplegaron al lado del espíritu del color del oro y combatieron aquello del color de la llama.

CTBMqLUVAAEKYuPLa lucha fue muy grande. Muy grande fue aquella lucha, y muy larga, y muy violenta, así que todo el mapu fue sacudido por ella, y también alcanzó al minchenmapu, y también al ankawenu, y lo revolvió todo. Se extendió tan largamente durante los tiempos, que los hijos de los espíritus antiguos alcanzaron a crecer hasta ser mayores, pues cada espíritu estaba compuesto por el fücha, la kusé, el wentru y la domo. Dijo entonces el wentru: “¿Acaso no es hora ya de que entremos nosotros? Viejo es el chaw: ¡que me deje su lugar!”. Así habló el wentru. Dijo entonces la domo: “¿Acaso no es hora ya de que entremos nosotras? Vieja es la ñuke: ¡que me deje su lugar!”. Así habló la domo. Entonces los fotüm lucharon en contra de sus padres y las domo püñéñ lucharon en contra de sus madres y el grande revuelo que hubo entre los pillanes se convirtió en una lucha de fotümwén y de püñeñwen

Dicen los mayores que Antü y Peripillán se enfurecieron aún más y agarraron a sus hijos, que eran unos gigantes, del mechón que coronaba sus cabezas. Entonces Antü y Peripillán se airaron aún más y agarraron a sus hijos, que eran unos gigantes, de los largos cabellos del centro de su cráneo. Entonces Antü y Peripillán se enojaron grandemente y zamarrearon varias veces a sus hijos, arrojándolos luego con fuerza abajo, y ambos cayeron por entre densas nubes sobre la pedregosa tierra. Al caer, los enormes cuerpos de los hijos de los pillán arrancaban tremendos fragmentos de montañas y destruían las cumbres de los cerros. El uno se cayó del lado de puelmapu, donde hoy está el lago Lácar, y el otro del lado de lafkenmapu, donde hoy está el lago de Lolog.

Sus macizos cuerpos al tocar tierra formaron grandes montañas y también grandes huellas en la superficie de la tierra. Eran gigantescos los cuerpos de los hijos de los pillán, pero se hicieron mil pedazos y éstos se enterraron profundamente, dejando inmensas profundidades que señalaban las huellas de estos gigantes del wenumapu. Cuentan los antiguos que después de tanto luchar, Antü y los pillán que estuvieron a su lado prevalecieron. Entonces el castigo para Peripillán y los pillán que estuvieron a su lado fue terrible. Así cuentan los antiguos.Terrible fue 40_mainAntü y nada pudo mitigar su ira. Ciego fue Antü a todas las lágrimas. Cerró su corazón Antü a todas las súplicas. Sordo fue Antü a todas las palabras de arrepentimiento. Uno a la vez, agarró a los pillán traidores, ahora derrotados, y los arrojó con fuerza sobre la obscura superficie del wenumapu, así como los pillán los hicieron con aquellos fotüm que lucharon con sus propios chaw. Luego Antü pisoteó los cuerpos de los pillán derrotados y tendidos sobre la superficie del mapu, hasta que se hundieron en la superficie del mapu. Pero Antü siguió todavía aplastando a los pillán derrotados, hasta que penetraron en el vientre del mapu. Y siguió Antü empujando sus cuerpos destrozados, hasta que alcanzaron la profundidad del mapu.Sin embargo la ira de Antü todavía no había cesado. Entonces levantó las piedras, y las rocas, y las montañas, y todo lo echó encima de donde estaban sepultados los cuerpos, así que se formaron grandes cadenas de cerros encima de los pillán vencidos, y como Peripillán era el más poderoso de todos ellos, más grandes son las rocas que Antü echó sobre su cuerpo. No bastaron todas las piedras, todas las rocas, todas las montañas y todos los cerros para apagar la luz de Peripillán. Ni tampoco apagó aquélla de los otros pillán. Pero – así dicen los antiguos – ahora sus luces ya no tienen los diez y diez colores de antaño, sino que todas se han convertido en la luz del fuego. Ahora sus cuerpos de vez en cuando se revuelcan en las profundidades del vientre del mapu tratando inútilmente de arrancarse: y entonces el entero mapu se sacude por sus movimientos, hasta el afmapu, los límites de la tierra, más allá de los cuales no hay nada.También dicen los mayores que tal vez los pillán derrotados tratan de huir de sus prisiones de rocas. Entonces sus cuerpos de llamas atraviesan las montañas hasta alcanzar las cumbres más elevadas, y por allí logran sacar un brazo o una mano y aquéllos se resbalan por los costados del cerro, como unas enormes culebras de fuego.

Pero todo es inútil: no hay cómo evitar el castigo de Antü y sus cuerpos, en lugar de convertirse en luz y alcanzar como en un tiempo el wenumapu, se apagan y se convierten en piedra. Quiso Antü castigar también a las wangülén que con su envidia habían sido la causa inicial de tanto revuelo. Pero aquéllas se pusieron a llorar y a implorar su perdón. Tanto lloraban, que sus lágrimas alcanzaron el mapu y empezaron a deslizarse por las montañas que cubrían los cuerpos de los pillán vencidos como unas largas culebras de plata, hasta reunirse en grandes lagos. Y eran tan numerosas las wangülén que suplicaban el perdón de Antü y tantas sus lágrimas, que alcanzaron los límites occidentales del mapu y allí formaron un lago tan grande que no tiene término. Y cuando sus lágrimas cayeron en las cumbres más elevadas de las montañas, el frío las transformó en nieves y en hielos eternos.Era grande la ira de Antü y él quería que su castigo fuera igualmente grande. Sin embargo no fue sordo frente al arrepentimiento de las wangülén. Así que no quiso castigarlas: pero sí quiso apagar gran parte de su luz, así que ahora su relumbrar es tan pálido y tenue que ya la luz de Küyén no tiene rivales cuando Antü se oculta detrás de aquellos lugares que están más allá de donde termina el mapu y también el grande lago occidental que no tiene término.

Pillanes

Lloran las wangülén vencidas al ver tan débil su propia luz: pero sus lágrimas son inútiles, porque no pueden devolverle su antiguo resplandor. Lloran las wangülén vencidas al ver tan débil su luz: pero sus lágrimas son necesarias, porque alimentan al mapu y le dan la vida. Entre los cuerpos destrozados que se revolcaban en el mapu, también estaban aquéllos de los hijos que se habían puesto en contra de los padres. Entre ellos estaban también los püñéñ de Antü y de Peripillán. Lloró Küyén por el cuerpo de su hijo. Lloró la domo de Peripillán por el cuerpo de su hijo. Lloraron las madres cuando vieron los cuerpos despedazados de sus hijos, y empezaron a lamentarse y a llorar. Sus lágrimas caían sin cesar y su pena aumentaba al ver que Antü en su furor mandaba abajo rayos de fuego, concluyendo de destruir los despojos de sus hijos. Pero, ¿qué podían hacer las dos madres? Sólo llorar y llenar con sus lágrimas los inmensos huecos y valles sin fondo que así se convirtieron en lagos.

Fue así que Pu-am se conmovió por las lágrimas de las ñuke y quiso que los dos cuerpos volvieran a llenarse de vida. Dicen los antiguos que si bien Pu-am permitió que volvieran a ser cosas enteras, sin embargo no permitió que recuperaran su forma antigua. Así que el hijo de Peripillán fue convertido en una inmensa culebra cuyo nombre es Koykoyfilú y fue así que el hijo de Antü fue convertido en una inmensa culebra cuyo nombre es Trentrenfilú. Y las dos culebras buscaron refugio en las profundidades del mapu y fueron adversarias, así como fueron adversarios 18299033_1316542091760580_2712041194795302912_nAntü y Peripillán. Y fue así que las dos culebras se convirtieron en el instrumento a través del cual también se cumple la voluntad de los espíritus antiguos. Aquella lucha había revuelto al ankawenu y al minchenmapu, así que los wekufe y los laftrache, que hasta entonces habían quedado confinados en el minchenmapu, desde entonces recorren también el mapu y el ankawenu. Todo el wenumapu fue revuelto por la lucha entre los pillán y cesó su armonía y el admapu fue quebrado.Quebrado fue el admapu y sin armonía quedó en universo, pues no hay armonía fuera del admapu.Donde antes había orden, ahora hay tan sólo desorden ya que nada cumple con lo que tiene que cumplir. Grande fue la ira de Antü y de Peripillán, pero mucho más grande fue la ira de Pu-am cuando vio que ahora había tan sólo desorden, donde antes había orden, y que ya nada cumplía con lo que tenía que cumplir.Entonces Pu-am intervino y decidió cuanto tenía que decidir ya que nada podía mudar su decisión. Entonces todos los pillán, y las wangülén, y los ngen, y los el: todos sabían lo que Pu-am había decidido y todos participaron de su decisión pues el am de cada uno de ello era parte de Pu-am. Entonces Pu-am quiso que los ngen aseguraran el orden y que impidieran que una vez más pudiera producirse un revuelo tan grande. Entonces quiso Pu-am que cada espíritu quedara en su lugar y que Antü cumpliera cada día con su camino en el wenumapu y que Küyén también cumpliera con el suyo, y que cada otro espíritu cumpliera con cuanto el admapu había establecido para él. Dicen los antiguos que se unió Antü con Küyén y tuvieron un hijo. Un hijo salió de la unión entre Antü y Küyén, y tuvo el mapu por morada. También los otros pillán se unieron a las wangülén y tuvieron muchos hijos y todos tuvieron el mapu por morada: algunas eran criaturas grandes y otras pequeñas; algunas tenían un larga cola y vivían en las aguas, otras tenías cortas piernas y vivían entre los matorrales y otras tenían alas o bien podían ser tan livianas como el viento así que éste las podía levantar arriba hacia el cielo.

Fuente: http://www.mapuche.info/mapuint/triv1.html#2